¡Bartolomé Leal al habla!: Blog de novela policial y negra
Nacido en 1925, este norteamericano de origen inglés y alemán es el maestro indiscutido de la narrativa policial etnológica. Ha dedicado su obra a testimoniar sobre el pasado y el presente del pueblo navajo, posiblemente uno de los grupos ancestrales de América más agredidos y humillados por la aventura colonizadora. Hijo de un granjero, estudió en las escuelas nativas en territorio seminola de Oklahoma (“la tierra del corazón sagrado”), su estado natal. Participó en la Segunda Guerra Mundial donde fue gravemente herido y condecorado como héroe.
Hace una década Tony Hillerman era el autor de moda. En las librerías de los aeropuertos gringos (prácticamente todos tienen al menos una), y puedo dar fe al menos de Washington y Nueva York, Houston y Miami, refulgían las novelas de Hillerman. En tapa dura y gran formato las novedades; en formato de bolsillo las clásicas. Era un gran autor transformado en best-seller, milagro poco frecuente. Cabe señalar que los libros de bolsillo llevaban portadas similares, con diferentes diseños basados en motivos tradicionales de las culturas indígenas estadounidenses. Un bocado para los coleccionistas, ya que otros autores están ahora de más actualidad.
Su primera novela fue publicada en 1970, La voz del enemigo. Creó los detectives Joe Laephorn y Jim Chee, de la policía tribal navajo, una rama especial que opera en Nuevo México para atender a la comunidad indígena. Son los protagonistas de una brillante serie de novelas entre las que destacan: El pueblo de las sombras (1980), Vendaval de tinieblas (1982), Los espíritus del aire (1986), Ladrón de tiempo (1988), La conspiración de las máscaras (1989), Un coyote acecha (1990), por solo nombrar algunas de las traducidas.
Cabe mencionar, como ha señalado la crítica, que este abandono de Hillerman de la tendencia imperante de la novela negra en Estados Unidos (asesinos en serie, mafias y corruptelas, psicópatas), para preferir una forma renovada de la narrativa de enigma, obedece precisamente a la tradición indígena de la caza, la guerra, la lectura de huellas o la magia. En su obra se ha abocado sobre todo a las tribus navajo, zuni y hopi.
Sus detectives indígenas recurren a la paciencia, la astucia y el conocimiento del terreno (amén de los modernos procedimientos policiales), para resolver los complejos temas de una comunidad maltratada y marginalizada en la sociedad estadounidense, incluso en la actualidad. Hillerman es el cronista cariñoso y solidario de la triste historia de un pueblo que agoniza, que lucha duramente por sobrevivir en la sociedad de la estandarización. El autor tiene, por cierto, una pléyade de imitadores en su país.
Fue también autor de westerns, ensayos, libros de arte, memorias y antologías. Retirado a vivir en Nuevo México, Tony Hillerman falleció en 2008. Como anécdota, en 2013 la hija de Hillerman, Anne, publicó una secuela de la obra de su padre, descontinuada desde 2006, con los mismos personajes, claro que protagoniza la esposa de Jim Chee, la oficial de policía Bernadette Manuelito. No la puedo recomendar porque no la he leído, aunque ojalá llegue pronto por estos lados.
Aprovecho de informar que varias novelas de Tony Hillerman, en inglés, castellano y francés, están disponibles en la librería El Rhinoceronte (coordenadas en el aviso de esta misma página).