¡Bartolomé Leal al habla! Blog de novela policial y negra
La escritora argentina María Inés Krimer, nacida en Paraná y residente en Buenos Aires, ha ido construyendo en forma casi secreta y ausente de bulla una obra significativa en la novela negra argentina escrita por mujeres, donde descuellan damas noir como Claudia Piñeiro y Mariana Enríquez. Krimer es, sin embargo, una voz diferente en el género por su particular estilo de escritura, por sus temas predominantes, por su parquedad de verba al momento de consolidar sus libros. Destaca sin embargo por una amable relación con sus colegas. No elude encuentros de escritores, entrevistas o lanzamientos; y si le piden un autógrafo agradece y regala una sonrisa de llapa.
“Sangre Kosher” (2010) fue su primera novela negra tras varios libros publicados. Se inauguró en el género en la colección Negro Absoluto que dirige Juan Sasturain, gran maestro de la cofradía noir. Desde el título se revela una temática que es recurrente en la literatura de María Inés Krimer: el mundo judío. Un mundo que ella conoce bien y que también posee su submundo. Un submundo a veces de una abominación inenarrable. En la novela aparece por primera vez su investigadora, una detective ocasional llamada Ruth Epelbaum, que larga parrafadas en yiddish, sufre con los kilos de más, se enamora de tipos imposibles, adora a sus cercanos (su nana, su prima, un amigo travesti), y no duda en meterse a fondo para salir adelante en misiones complicadas y por lo general peligrosas. Ruth habita, por elección, en Villa Crespo, el acogedor barrio de la clase media judía bonaerense.
Asume casos difíciles, como la búsqueda de una chica perdida que ha caído en manos de una mafia de traficantes internacionales de blancas, la Swi Migdal, abominada en la comunidad judía decente, que les niega acceso al cementerio. No obstante ellos, que no por mafiosos dejan de ser creyentes, se construyen uno paralelo. Detalles como ése y muchos otros, son característicos de la literatura de María Inés Krimer. Ha dicho en una entrevista: “Siempre estoy atenta a ver con qué detalle cuento. Me manejo mucho con la escasez de recursos; si elegí bien la palabra o el detalle, puedo narrar más”. Ese detalle puede ser geográfico, como la vívida aventura sufrida por Ruth en el río Tigre y sus islas. La solución del caso no es precisamente un final feliz, sino que queda una sensación de que lo que se ha revelado es aún peor que lo dilucidado.
Su segunda novela con Ruth Epelbaum se titula “Siliconas Express” (2013). Como ocurre en el mejor género policial y negro, es un imán para el lector que quiere volver a compartir la vida de su detective. En este caso el tema es el del monstruoso negocio de la cirugía plástica, el botox, los implantes de silicona y el resto. Ruth debe moverse en el exclusivo medio de los country, los sofisticados conjuntos residenciales donde viven los ricos, con sus campos de golf y sus canchas de polo, sus palacetes, sus automóviles de lujo, sus fiestas donde la gente bella va a lucirse. Nuevamente encontramos el estilo parco, telegráfico, de la autora para hacer sus descripciones en forma casi minimalista, sin retórica, sin opiniones ni juicios, pero con notable justeza. Cada palabra pesa, no hay rellenos ni reiteraciones.
Lo anterior no es arbitrario. Escuchemos de nuevo su voz: “Cuanto más seco puedo contar, más violencia puedo generar en el tono”. En todo caso, esa violencia que la autora menciona está mediada por un concepto fundamental, que ella señala: la mezcla entre el conflicto individual y el colectivo. Es por ello que no están ajenas en su obra las referencias a la dictadura, las protestas gremiales, la corrupción política y policial, la crueldad con los débiles, la crisis económica… Uno de sus personajes dice: “Nadie atraviesa el mundo de los negocios sin ensuciarse”.
En la tercera entrega de la serie de Ruth Epelbaun, “Sangre Fashion” (2015), trata del mundo de la moda, con su mezcla entre sofisticación y explotación laboral. Krimer una vez más hace una breve referencia a la triste vida de muchos migrantes bolivianos o paraguayos en la urbe bonaerense, en contrapunto con unas descripciones de desfiles de moda en su estilo frugal aunque exhaustivo. Y por cierto, la sangre que mana de un cuerpo desencadena la intriga.
Las novelas negras de María Inés Krimer son relativamente breves y económicas. No hay descripciones superfluas ni arranques líricos. Lo que sí hay es un manejo seguro del suspenso; y mucha emoción, de principio a fin. Más de un alma sensible no podrá evitar la lágrimas mientras lee, tal vez sin entender al pie de la letra las intercalaciones en yiddish, pero comprendiendo sin duda con ayuda del contexto (y de la lectura de toda la serie), que es así como Ruth habla, como le hablaron sus ancestros, como queremos que hable. La autora ha dicho otra cosa interesante respecto a su estilo: “Las literaturas menores tienen la ventaja de la escasez de recursos, incluso a veces la falta de talento beneficia al autor…”. Audaz planteamiento, que deja pensando.
Si su trilogía de Ruth podría considerarse literatura “menor” para contentar a los críticos “serios”, su novela “La inauguración” (2011), ganadora de un premio de prestigio, no tiene nada de menor. Nuevamente el tema de la prostitución como un destino inescapable para muchas mujeres pobres, una cárcel de sutiles barrotes, se halla en el centro de la trama. Narra un personaje femenino que cae en ese laberinto. Es una novela negra sin detective, sin intriga policiaca, sin resolución de un crimen. Cercana a autores que Marías Inés ha confesado que admira, al menos a través de uno de sus personajes, el doctor Vidal en “Siliconas Express”: David Goodis y Jim Thompson, maestros del más oscuro y escéptico noir. Su estilo está más depurado que nunca, elegante y bruñido.
Un párrafo de “La inauguración”: “Es la ropa la que hace a las mujeres deseables, las cremas, los tratamientos de belleza. Las mujeres solo deben reservarse a la espera de un hombre, el country, la cuatro por cuatro, los colegios privados de los hijos y las vacaciones en que, tendidas en reposeras blancas, podrán hablar de lo duro que es vivir en un país acosado por los secuestros y los robos”. He allí los sueños de una mujer atrapada en un lupanar, una asesina, una ladrona, una seductora oportunista, una sempiterna perseguida… Una mujer capaz, sin embargo, de sentir piedad.
Dejo para el final la noticia. Este 2 de septiembre, recientito, María Inés Krimer lanzó en Buenos Aires su nueva novela, “Noxa”, que como dice la reseña publicitaria “nos atrapa en el perdido mundo de un pueblito llanero que se debate entre el boom de la soja y el crimen de las fumigaciones tóxicas… Todo inicia con un hallazgo siniestro, un piquete de pobladores denunciando las calamidades del Noxa y el arribo al pueblo de Marcia Meyer, periodista enviada a investigar la crisis ambiental.” Tenemos pues una nueva investigadora mujer, a la cual deseamos larga vida y esperamos, por cierto, poder leer pronto el libro de esta cautivante y original colega escritora, que está construyendo su espacio indisputable en la novela negra argentina y latinoamericana.