¡Bartolomé Leal al habla! Blog de novela policial y negra
Petros Márkaris es griego pero nació en Estambul (Turquía), de padre armenio y madre griega, lo cual lo hizo apátrida por años. Es reconocido como diestro dramaturgo, guionista de cine (nada menos que para Theo Angelopoulos), traductor del alemán (de Goethe para abajo), guionista de televisión, ensayista y académico; pero lo que más le gusta es escribir novelas policiales. Para ello se inventó un personaje, como corresponde a nuestro género: el comisario Kostas Jaritos, griego puro y duro, hecho a medida, un rompebolas sutil que es su alter ego y con quien mantiene una relación agridulce libro tras libro. Autor y personaje residen y laboran en Atenas. Jaritos, como tantos de su estirpe, tiene un jefe que lo acosa, un forense con quien discute cada autopsia, periodistas impertinentes, y ayudantes que a veces lo hacen bien, otras no tanto.
Opinante, Márkaris desliza sus críticas a la sociedad y política griegas (un caos desde hace décadas), no sólo refocilándose en darle a la pasada dictadura (como se usa por estos lados) sino también a la corrupta e inepta democracia griega. Especial blanco de sus diatribas, por boca de su personaje, es el caos del tráfico en la ciudad de Atenas, imposible de sortear sobre todo por las continuas protestas callejeras que a menudo degeneran en combates entre policías y manifestantes. El tema de las migraciones ilegales de albaneses, con complicidad de funcionarios corruptos y empresarios aprovechadores, es frecuente en sus libros. Márkaris se expresa a través de su personaje aunque también en entrevistas, en las cuales despliega verbosidad y amarga simpatía. Como cuando afirma: “No es fácil levantarse por las mañanas y preguntarse: ¿a quién voy a matar hoy?”.
Pero el comisario Janitos representa algo más que esa mirada crítica, ya que tiene una vida personal que se entremezcla con sus pesquisas, un matrimonio eterno que como muchos de su tipo se debate entre el amor y el odio, una hija única que lo hace sufrir (primero la conocemos estudiante y luego abogada y casada con un médico), una afición desmedida por la comida casera (griega por supuesto) y una sola manía: colecciona diccionarios. Al acostarse siempre se lleva uno a la cama para buscar palabras relacionadas con la investigación que lleva en curso.
La frase de un personaje lo resume todo: “El Estado griego es la única mafia del mundo que ha ido a la quiebra. Todas las demás evolucionan y prosperan”. El comisario Janitos es un escéptico que se manda opiniones como ésta: “Tres necesidades acompañan al hombre hasta la tumba: mear, cagar y el deseo de venganza”. Márkaros ha confesado su admiración hacia autores como Manuel Vázquez Montalbán, Andrea Camilleri y Leonardo Sciascia. Efectivamente su obra puede ser parangonada con la de estos notables autores europeos del género. La serie del comisario Kostas Jaritos comporta 11 títulos hasta 2015, todos traducidos del griego al castellano.
Noticias de la noche, 1995, es el libro que abre la serie. Por primera vez los lectores conocen al teniente Janitos en esta historia de crímenes de dos mujeres periodistas que denuncian actividades delictuales que implican a migrantes albaneses y tráfico de bebés, y donde el policía se topa con personalidades poderosas que bloquean la investigación. De paso, turbias conexiones sentimentales complican la trama que tiene mucho de novela de enigma, en el marco de una amplia referencia a la intrincada ciudad de Atenas. El éxito de esta primera obra fue fenomenal y le siguieron: Defensa cerrada, 1998; Suicidio perfecto, 2003; Un caso del comisario Jaritos y otros relatos clandestinos, 2005; El accionista mayoritario, 2006.
Algo diferente es su novela siguiente de la serie, que Márkaris ha confesado fue su manera de reivindicarse con su ciudad natal: Muerte en Estambul, 2008. Con motivo de un viaje turístico en compañía de su esposa, Kosta Janitos se ve involucrado en un crimen que afecta a la comunidad griega de Estambul, la que resta tras su expulsión durante el régimen de Kemal Atartük. Para los griegos, Estambul es aún Constantinopla. Las motivaciones de una mujer asesina de parientes que tiene cerca de noventa años y sólo sabe matar de una manera, confunde a la policía turca. Es el griego Janitos quien debe ayudar a dilucidar el caso. Un libro magnífico, entretenido y bordeando siempre la inverosimilitud, para mí un elemento que hace grande y diferente a una novela negra.
En seguida viene la llamada “Trilogía de la crisis” que comporta tres obras: Con el agua al cuello, 2010; Liquidación final, 2011; y Pan, educación, libertad, 2012.
Con el agua al cuello, considerada por algunos críticos como su mejor obra, se inicia con el matrimonio religioso de su hija, que había quedado anunciado en la novela anterior. Ahora las víctimas son gente ligada a la banca, ejecutivos, prestamistas, expertos en finanzas. Una suerte de guerrillero vengador se encarga de matarlos degollándolos con una espada. La policía griega se embrolla y se pelea, ya que dos tesis explicativas compiten: crímenes seriales y terrorismo. Janitos se dedica a aprender acerca de los misterios de las altas finanzas y la confabulación se enriquece con nuevos elementos que hacen bambolear la trama… y al comisario, que la suda para avanzar. Un libro imperdible, que mantiene el suspenso hasta la última línea.
En Liquidación final, otra entrega de la trilogía, un asesino en serie que se hace llamar el Recaudador Nacional se dedica a matar a exitosillos y famosillos que defraudan al naufragante Estado griego con el pago de sus impuestos, crímenes que se acompañan de ingeniosas referencias a la historia y la mitología clásicas. El comisario Janitos se ve en dificultades ya que el asesino es visto como un vengador por una población cabreada con la inepcia estatal.
Las últimas obras disponibles en castellano, hasta donde sabemos, son: Hasta aquí hemos llegado y La muerte de Ulises, ambas publicadas en 2015.
Petros Márkaris fue homenajeado en la Semana Negra de Gijón, España, el más importante encuentro de novela policial y negra en el dominio hispánico. El éxito mundial que ha conseguido Márkaris, con traducciones a múltiples idiomas, es una demostración de que la novela policial (sí, con policías) y de factura más bien tradicional, incluido algún componente de enigma, sigue atrayendo a un público amplio y masivo; y a una crítica que no puede quedar indiferente ante las capacidades literarias de un autor que maneja con tanta idoneidad sus recursos narrativos.
Por si algún lector se pregunta si yo compro estos libros o me los regalan las editoriales, les digo que ni lo uno ni lo otro. Recurro a las bibliotecas públicas y me permito recomendar la red de bibliotecas del Metro y las bibliotecas de la Municipalidad de Providencia.